domingo, 30 de diciembre de 2012

Siempre habrá motivos de queja

En el año 2012, como predijeron los mayas, gané por fin MálagaCrea. De inmediato se armó un revuelo importante entre la intelligentsia malagueña, que se preguntaba quién había dejado entrar a ese indocumentado. Pero pasó pronto y no me invitaron a muchos cócteles con enanos con bandejas llenas de coca en la cabeza. Luego gané un par de premios más gracias a errores de los jurados y colaboré en alguna publicación esporádica (lo más bonito fue participar en el número especial de Standdart sobre Leonard Cohen). Las editoriales mantuvieron la tradición de ignorar mis avances románticos, pero era lo previsto al empezar el año, así que ellos cumplieron con su parte y yo con la mía. Con mi concubina las cosas fueron extrañamente bien, sobre todo teniendo en cuenta que tratar con mujeres es tratar siempre con seres irracionales (esto lo digo para que se enfade). Ha sido un buen año, lo cual es preocupante, pues es fácil que el siguiente sea peor. Pero estaré preparado para quejarme.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Donde mejor escribo es en la ducha

Es ahí donde se me ocurren las mejores ideas, quizá porque me froto la cabeza (con champú). Pero escribir ahí está lleno de inconvenientes, pues el agua borra la tinta y destruye el papel, así que es como si no escribiera nada. Me compré un cincel para grabar en la pared mis pensamientos de forma permanente, pero la comunidad de vecinos está furiosa conmigo por mi desmesurado consumo de agua y los golpes constantes.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Pues ya ve

Soñé que yo era el único escritor secreto del mundo y, claro, me cruzaba constantemente por la calle con escritores consagrados. Uno de ellos me dijo: no me suena su cara, ¿usted a qué se dedica? Yo soy escritor secreto, contesté. ¿Y eso por qué? Pues ya ve, dije yo. Eso no es una respuesta, repuso él, ¿es que está en misión secreta? Bueno, es algo parecido, sí, trabajo en la sombra para una organización clandestina formada sólo por mí, pues soy muy exclusivo. Eso es una tontería, replicó él, y no me engaña: es usted un vil gusano. Sí, pero nadie lo sabe, respondí yo.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Un día

Un día se me acabará la narrativa y tendré que aceptar lo gris de todo esto.

martes, 25 de diciembre de 2012

El bebé

Lo he traído a la playa, para que vea el mar por primera vez, quizá última. Estrecho su frágil cuerpo contra mí y pienso que no es justo, que merece vivir tantas cosas. No hay dios si permite esto. El cura le ha dicho a mi mujer que es una prueba para nosotros, pero qué dios sería así, antikantiano, usando a un bebé como medio y no como fin. Aunque nosotros no somos mucho mejores, que todavía no le hemos puesto nombre, por si no sobrevive. Cómo le diremos al niño que esperamos a que superara la operación antes de ponerle nombre. No queríamos sufrir tanto, entiéndelo. Nos temíamos lo peor y decidimos que es más fácil olvidar algo si no podemos nombrarlo. Porque ése era nuestro único plan si todo salía mal: olvidarte. Como si nunca hubieras pasado.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Promesa

Mi venganza pasará desapercibida.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Un tipo serio

Usted era más interesante cuando sufría, siempre tenía alguna forma de desdramatizar la vida con humor. Sin embargo, desde que es feliz se ha convertido en un aburrimiento absoluto, pues no tiene ya ningún drama que minimizar.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Señales del fin del mundo

El fin del mundo eres tú, le dice. Lo sé cuando me miras con esos ojos tuyos (claro, no me ibas a mirar con otros). Lo sé por tu forma de moverte cuando hacemos el amor. Lo sé cuando me despierto en mitad de la noche y, como un acosador, te observo dormir. Sé entonces que el fin del mundo es una realidad, pues después de ti no podrá haber nada.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Las malas costumbres

Ya, ya sé que el niño sólo tiene un año y medio, pero está demasiado mimado: cuando quiere algo, lo señala y se echa a llorar hasta que se lo dan. Anoche tuvieron un problema muy gordo en casa cuando se puso a señalar la luna por la ventana.

jueves, 20 de diciembre de 2012

La playa (2)

La arena de la playa está cubierta de medusas, como restos de una batalla, y las gaviotas se abalanzan sobre ellas. Es otro tipo de turismo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

La playa

La calle está en primera línea de playa, con vistas a los gatos, las medusas, las gaviotas amenazantes y ocasionales chicas en biquini. Si observa con atención, podrá contemplar el espectáculo del mar arrasándolo todo, pero le hará falta paciencia.

martes, 18 de diciembre de 2012

La literatura y sus consecuencias

—Cariño, voy a pasarme por el supermercado, ¿has escrito la lista de la compra?
—No he podido, estoy bloqueado.
—¿Qué?
—No se me ocurre una trama consistente. No hay tensión al pasar del aceite a los tomates. Ni desarrollo de los personajes.
—¿Pero qué dices? Creo que te tomas demasiado a pecho lo de tu carrera literaria: es una simple lista de la compra.
—Yo soy un artista; no sé trabajar por encargo.

lunes, 17 de diciembre de 2012

El crononauta y el turismo sexual

Bien pertrechado de penicilina y otros antibióticos, viaja al siglo XIX para follar a pelo con todas las desconocidas que quiera. No tiene que preocuparse del sida, que no existe, ni de cambiar el futuro con embarazos no previstos, pues tiene la vasectomía hecha. Sin embargo, no puede evitar pensar que esas mujeres con las que folla están muertas en su presente. Esto es necrofilia, piensa, ¿pues qué es la realidad sino el presente de cada uno? Y no puede evitar un gatillazo tras otro.

domingo, 16 de diciembre de 2012

El Antipapa

Hoy hemos nombrado Papa a Manolo, que tiene porte de santo. Lo primero que ha hecho ha sido bendecirnos a todos en el bar. Luego ha excomulgado a los abstemios, por ser seguidores de una falsa fe. «Jesús nos dijo que bebiéramos su sangre», ha dicho alzando su copa de vino y todos nos hemos sentido tocados por el Espíritu Santo.

sábado, 15 de diciembre de 2012

El temblor

—¿A cuántas chicas has hecho temblar?
—No sé, eso dependía del frío que hiciera en la habitación.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Un dibujante erótico

—¿Por qué tienes que dibujar siempre esas putas?
—Es mi trabajo y está muy bien pagado.
—¿Pero por qué así? No son mujeres reales.
—Precisamente: son dibujos.
—¿Es que ya no te gusto?
—¿Qué? ¿Qué clase de conclusión es esa?
—No se parecen en nada a mí. Si me quisieras, te inspirarías en mí.
—¿Por qué iba a dibujarte a ti, para que otros hombres se masturbaran con tu imagen?
—Al menos pensarías en mí. Ahora, en cambio, te imaginas a otras. Te pasas el día pensando en otras y encima lo inmortalizas. Yo creo que esto se puede considerar hasta infidelidad.

jueves, 13 de diciembre de 2012

¿Hola?

Era un escritor tan inseguro que, en sus novelas, cada diez páginas, escribía: ¿siguen ustedes ahí?

miércoles, 12 de diciembre de 2012

El amor y la queja

Tú antes amabas mejor —le dice ella—, siempre con tu amor como estandarte. No, yo antes vivía en la queja sempiterna —responde él—, reclamando lo que consideraba que era justo y merecido. Ahora mis reivindicaciones han sido atendidas y por eso he abandonado la agitación sentimental.

martes, 11 de diciembre de 2012

Teoría del espionaje tras las cortinas

Lo importante es no hacer ruido y respirar despacio, para que no se agiten demasiado las cortinas. Que piensen que es una ligera brisa, en todo caso, pero asegúrese antes de que las ventanas están abiertas o sospecharán. Hay que evitar que los pies sobresalgan por debajo; ponerse de puntillas es buena solución, pero es necesario un aguante especial. No todo el mundo tiene la disciplina. No todo el mundo tiene la concentración. No todo el mundo tiene ganas. Espiar es como hacer yoga. Pero recuerde que todo esto tiene que aprender a hacerlo de forma natural. Así no se apartará de su objetivo y, desde su escondite, podrá observar la vida entera.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Las opiniones

—Hola, venía para que me hicieran una entrevista.
—No contratamos a nadie, gracias.
—No, no me refería a trabajar para ustedes, aunque también estaría bien. Yo lo que quiero es aparecer en su revista. Tengo muchas cosas que decir.
—¿Y usted quién es?
—Soy una persona anónima. Pero eso podría cambiar si ustedes me entrevistaran. Piensen que es un medio para un fin mayor.
—Mire, esto no funciona así. Primero tiene que hacerse famoso por sus propios medios y entonces nos interesarán sus opiniones.
—Pero mis opiniones actuales son de lo más interesantes
—Perfecto, anótelas para no olvidarlas y llámenos cuando sea alguien. Mejor aún: ya nos preocuparemos nosotros de llamarle.
—Eso puede llevarme toda la vida.
—Bien, así podrá ir puliendo lo que dirá en la entrevista.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Yo

Yo en realidad sólo sé hablar de mí. Y en esta frase tan corta ya lo he hecho dos veces.

sábado, 8 de diciembre de 2012

El doctor de arte

—Buenos días, doctor. Vengo a que diagnostique mi obra, pues creo que padece alguna dolencia.
—Cuénteme.
—Las miro y veo que fallan, que tienen achaques. No sé si es que son pequeñoburguesas o qué. Se tratan de unas fotos en caucásico y afroamericano.
—«Blanco y negro», será.
—Es que no quiero ser racista.
—No diga tonterías, un artista no teme llamar a las cosas por su nombre.
—Pero yo quiero ser un artista de éxito y nadar entre dos aguas y todo eso.
—Acabáramos. ¿Tiene usted algo de talento?
—Esperaba que me lo recetara usted.
—Bueno, es secundario. Usted está falto sobre todo de amistades y contactos.
—También podría recetarme esas cosas.
—Es un tratamiento caro, no lo cubre la seguridad social.
—Tengo un pequeño capital ahorrado. Soy especulador, pero quiero reinventarme. Soy mi obra más importante, podría decirse.
—Haber empezado por ahí, hombre, que el dinero viene muy bien para todas estas cuestiones.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Conceptos dispares

—No puedo acostarme contigo porque me perderías el respeto.
—Oye, yo sólo respeto a las chicas que se acuestan conmigo.

jueves, 6 de diciembre de 2012

El señor Segundo

—Que pase el siguiente.
—Buenos días.
—¿Nombre?
—Francisco Segundo.
—¿Cómo dice? ¿Es que es usted rey o Papa?
—No, es mi apellido. Soy el señor Segundo.
—Pues hoy han venido unos cuantos señores antes que usted. A lo sumo, será el señor vigésimo.
—¿Lo ve? Toda mi vida he tenido que aguantar bromas así. Y lo peor es que mi apellido hace que siempre me releguen de forma inconsciente. ¿Cómo va a ser primero Segundo? Por eso nunca ascendí en las empresas que me contrataron. Por eso nunca he ganado una carrera. Siempre Segundo.
—Bueno, los segundos serán los primeros, decía Jesucristo.
—Los últimos, no los segundos.
—Es parecido, ¿no?
—En realidad, sí.
—Oiga, ¿ y por qué no se cambia el apellido? Hoy la ciencia ha avanzado mucho y lo permite.
—Lo he pensado alguna vez, pero es el apellido familiar. ¿Qué pensaría mi difunto padre?
—La verdad es que enfoca usted el problema de forma incorrecta. Podría decir que Segundo se refiere a una unidad de tiempo y que es usted el hombre más rápido del oeste. Sin embargo, permite que piensen que su apellido se refiere a su posición en la vida.
—No se me había ocurrido.
—Naturalmente: a usted no le pagan para pensar, pero a mí sí.
—Entonces, ¿podría presentarme a la gente como una especie de Flash?
—Tampoco nos precipitemos.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Famous blue raincoat – Beautiful losers again

(Publicado originalmente en Standdart)

Catherine Tekakwitha, la canción está rota. Decía algo así: «God is alive. Magic is afoot. God is alive. Magic is afoot». Esto se repetía hasta que las costuras se rindieron. Está ahora ahí, sobre la cómoda, junto al impermeable azul. Ahora es necesario convertirse en un sastre de la canción, ha dicho Leonard. Uno que pueda remendar lo que ya no tiene remedio, como una relación rota. Así que ha salido a buscarse, aunque no tiene muchas esperanzas. Esto es una travesía en el desierto, ha afirmado. Lawrence Breavman de Arabia. Todo es una travesía en el desierto en busca de la Tierra Prometida, que suele ser una idea de la mujer. ¿Dónde está la mujer con el rostro de Lili Marleen, Catherine Tekakwitha? Toda fe es una excusa para no admitir que la única verdad revelada es el cuerpo. El misterio del cuerpo de quien todavía no es nuestro amante y que nunca será nuestro del todo, salvo en espejismo. La santidad de yacer en el lecho que hemos consagrado juntos. El sacramento del orgasmo, las largas oraciones de gemidos y jadeos. Esto ya lo sabía Leonard cuando buscaba la verdad en la Cienciología y visitaba su templo con la excusa de alcanzar la claridad: «me pareció que sería un buen lugar para conocer mujeres».
¿Eres tú la santa anónima, Catherine Tekakwitha? ¿Lo eres? Yo juro ahora que sí. Todo amor es una promesa doble de condena y redención. Jane vino con un mechón de pelo de otro hombre. Un souvenir del turismo sentimental. Todos somos cómplices en este crimen constante en el que sólo somos capaces de perdonarnos por un rato. Contéstame a esto: ¿hay música ahora en la calle Clinton?
Leonard está vivo. La magia está en marcha. El amor es el primer paso a la traición, me aseguró antes de recitar los viejos nombres: Axel y Marianne; Edith y F.; Jane y… Es una costumbre ineludible volver siempre al triángulo amoroso, incluso aunque sea imaginario. Uno ama mejor contra alguien. Hacen falta aliados y enemigos para evitar esta sensación de desamparo. Te he mentido, Catherine Tekakwitha: Jane es la santa anónima a la que rezar a las cuatro de la mañana, cuando se termina el año. Cuando «cualquiera» y «nadie» son sinónimos. Porque no es real: es una idea a la que aferrarse, como la del antagonista que no es más que uno mismo. Sinceramente, Leonard Cohen se lo inventó todo. Un remedio imaginario para el dolor real. Una cura para quitar el PROBLEMA en la mirada.
La canción está rota, desgarrada por el hombro. Ya no podemos vestirla. Estamos desnudos, finalmente. Estamos desnudos de nuevo bajo el sol de Hidra. Marianne está en la habitación, sentada frente a la máquina de escribir. Tiene un mechón de pelo nuestro. No es necesario recordar la canción. No hay que cantarla ya. Podemos olvidarla. Podemos pasar página. Podemos empezar de nuevo, una y otra vez, como si volviera a ser verano y todo se presentara como una posibilidad infinita.

martes, 4 de diciembre de 2012

El amor es sacrificio

¿Cariño, quieres tú la tarta que queda?, le pregunta ella. Él en realidad no quiere, pero le dice que sí. Se sacrifica, se sacrifica para que ella no engorde. Da lo mismo que esto le afee a él, piensa, lo importante es que ella siga siendo bonita. Y se siente el perfecto marido, aunque en realidad actúe por razones puramente egoístas, pues no quiere acostarse con una gorda.